Obispo de Ponce celebra Misa en honor de San Josemaría

En los pasados días -18 y 25- se celebraron misas Solemnes en la Iglesia de Santa Teresita en San Juan y en la Iglesia de Santa María Reina en Ponce respectivamente. Su Excelencia, Mons. Rubén González Medina, obispo de Ponce, presidió la solemne Eucaristía celebrada en la ciudad Señorial.

La celebración dio inicio a las 11:00 a.m.

Doce sacerdotes concelebraron con Mons. González Medina. Varios seminaristas de la diócesis tambien participaron en la ceremonia.

Fieles de Ponce y de otros municipios del área sur acudieron a la celebración eucarística.

El Vicario Regional del Opus Dei, Mons. Justiniano García Arias, dio la homilía. Recogemos algunas de sus palabras: «Dios ha confiado a la familia el proyecto de hacer “doméstico” el mundo, para que todos lleguen a sentir a cada ser humano como un hermano» (AL, n.183). Me parece que lo que el Papa Francisco nos está queriendo decir es que, aunque surgieran organizaciones muy poderosas o miles de personas dispuestas a transformar la tierra en un paraíso —sin guerras, sin pobres, sin hambre, etc.—, sólo la familia es capaz de “domesticar” el mundo; es decir de convertirlo en un hogar, en un lugar habitable y acogedor para todos.”

"Sólo la familia es capaz de “domesticar” el mundo; es decir de convertirlo
en un hogar, en un lugar habitable y acogedor para todos.”

Antes de dar la bendición final, Mons. Rubén González invitó a los niños y adolescentes a acercarse al presbiterio. Desde allí les habló a todos sobre la importancia de la familia siguiendo las ideas recogidas durante la homilía y pidió a los presentes que se pusieran en pie y extendieran su mano derecha hacia los jóvenes, mientras repetían la siguiente oración:

Señor, por la intercesión de San Josemaría te pedimos que cuides de una manera especial esta obra pequeñita que está creciendo, desarrollándose, que son nuestros hijos e hijas, nietos y nietas, sobrinos y sobrinas. Cólmales de tus bendiciones y háznoslos audaces para seguir los pasos de Jesús. Ayúdanos a ayudarles, para que esta obra buena, iniciada por Cristo llegue a feliz término. Y un día, todos juntos, podamos darle, gloria y alabanza en el Cielo. Amén.

Acto seguido pidió a los jóvenes que vueltos hacia sus padres repitiesen la siguiente plegaria:

Señor, bendice a papi y a mami para que nos ayuden a crecer en sabiduría, en santidad, también en el cuerpo -que nos alimenten bien- para que podamos ser, algún día, sembradores de esperanza, portadores de la paz”.

"....para que podamos ser, algún día, sembradores de esperanza, portadores de la paz”

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